martes, 5 de febrero de 2008

Vaya país para opinar

El deporte nacional no es el fútbol: es la crítica. Gratis, ligera, detonante de respuesta, presta a salir por cualquier boca carente, en la mayor parte de los casos, de refrendo o base informada.

Así oí ayer un dislate radiofónico con el que un contertulio (qué fácil es participar en algunas tertulias radiofónicas) alzaba su voz en grito contra el desfase horario de la retransimisión televisiva de la gala de los Goya, retrasada para no degollar el espectáculo de la pequeña pantalla. Se preguntaba el elemento qué sentido tendría dar una retransmisión de la que alguien ya conocía el resultado. Y automáticamente caí en la de veces que he apagado la radio o alejado el teletexto para no conocer un resultado deportivo de un encuentro que me disponía a ver por televisión, o el podio final de una carrera de Fórmula 1 disputada en la madrugada y emitida en diferido a horas menos intempestivas.

El espectáculo seguía estando ahí, aunque el resultado ya estuviera dado. Y la forma de disfrutarlo era obviar el final para así poder vivir unas horas de espectáculo sin tener que madrugar ni hacer otro tipo de esfuerzos.

Por eso me pareció tan absurda y sin sentido la crítica del contertulio, que bien podía dejar de oír la radio o consultar internet para centrarse en la tele y disfrutar de su gala de los Goya a tiempo diferido.

Y pensaba dejarlo aquí, pero hoy me ha llegado la guinda a la idea en las reacciones de los lectores a una noticia publicada por Canarias7.es. Tras el titular que ubica a dos canarios en Chad operando, se disgregan opiniones incomprensibles, críticas a un trabajo lejano cuando hay tanto aquí, egocentrismo llegado al extremo de no comprender la acción altruista de dos médicos decididos a viajar lejos para trabajar en una sociedad donde ni huelen la mitad de los avances que goza Canarias.

Pero como todos tenemos derecho a opinar: "esa solidaridad debe comenzar por los que tenemos cerca de nosotros", dice uno.

En fin, vaya país para opinar.

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